viernes, 26 de septiembre de 2014

El respeto por la Naturaleza

Por todos es conocido los beneficios de educar a los más pequeños sobre el cuidado y el respeto por la naturaleza. Los niños suelen disfrutar de las actividades al aire libre y lo pasan en grande ayudando a los mayores a cuidar pequeños huertos, en los que pueden tener algunas plantas adjudicadas a ellos para así implicarlos de un modo directo.

Los niños han de aprender a amar y respetar la Naturaleza no sólo como parte de una educación integral que fomente la empatía y el valor del entorno, sino también como futuros ciudadanos responsables que hagan posible un mañana mejor. Para lograrlo, además de predicar con el ejemplo, profesores y padres pueden organizar o sugerirles actividades ecológicas que les ayuden a aprender los principios ecológicos jugando.

En un principio, el simple contacto con la Naturaleza es un modo fácil para que los niños se familiaricen con el entorno, para despertar en ellos un espontáneo instinto de protección o, como mínimo un respeto y el gusto por los ecosistemas.



No es necesario que los más pequeños practiquen activismo de ningún tipo. Bastará con fomentar su curiosidad por todo lo que les rodea, siempre con la debida prudencia, lógicamente. Además de ir de picnic, podemos hacer rutas a pie, en bici, en tren o, por qué no, en barco.

Mientras observan insectos, plantas, pájaros y otros animales debemos inculcarles el respeto hacia ellos y conseguir que vivan experiencias positivas que les resulten atractivas.
Jugar con la tierra, revolcarse en el suelo y hacer castillos con sus propias manos o ayudándose con los típicos cubos, palas y rastrillos les entretendrá durante horas, y los preparará para luego ayudarnos en un pequeño huerto orgánico o a cultivar sus propias plantas en macetas.


Huertos orgánicos

Ya sea plantando un árbol, plantones en un huerto, unas pocas semillas en una maceta o un simple hueso de melocotón, pongamos por caso, ser testigos del milagro de la vida será una gran enseñanza, al tiempo que les beneficiará sentirse responsables de ese ser vivo que necesita de sus cuidados.
Es importante, igualmente, que conozcan la importancia de que el abono y los pesticidas sean ecológicos y los motivos por los que ello es así, tanto en lo que respecta a la salud de las personas que luego se comen esos tomates o lechugas hasta por el mismo respeto del entorno.


Reciclar y jugar

El reciclaje creativo es otra de las actividades ecológicas que los niños agradecen, les divierten y conciencian sobre la importancia de no despilfarrar los recursos. Una opción es dejar que dejen volar su imaginación transformando una simple caja de cartón, una botella de plástico y demás materiales de desecho o inservibles en juguetes.

Los periódicos y revistas también son ideales para hacer manualidades como collages, decoración navideña o para cualquier otra fiesta especial o, por qué no, pueden transformar sus juguetes viejos y renovarlos, bien combinando piezas o reutilizándolos como complemento de sus nuevas creaciones con materiales reciclados.


Gymkanas ecológica

Si buscamos actividades en grupo, la gymkacana ecológica puede ser una opción perfecta. Las posibilidades son infinitas a la hora de preparar las pruebas. Algunos ejemplos pueden ser separar correctamente desperdicios (papel, pieles de naranja, latas, plásticos, vidrio y papel, entre otros) y acertar a la hora de depositarlos en los contenedores correspondientes.

No pueden faltar las adivinanzas, acertijos sobre temas ecológicos o simplemente sobre animales y plantas, con el fin de acercarles al mundo natural. También sería interesante crear alguna prueba sobre los ecosistemas y también acerca de los gestos eco-amigables (ahorro de luz, agua, etc.) que se realizan en un entorno cotidiano, como es el doméstico o el escolar. La diversión está asegurada.

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