¿Se
imaginan encontrar el equivalente de 480 millones de dólares
americanos en oro, joyas y plata?. Ese fue el valor que se le dio a
los restos del Nuestra Señora de Atocha cuando fue saqueado en las
costas de Florida por un cazatesoros local.
¿Pueden
imaginarse lo que sería descubrir los restos del llamado “Escorial
de los mares”?. El pecio del Santísima Trinidad, Navío de Línea
de la Armada Española (considerada el arma de guerra más imponente
en los siglos XVIII -XIX) se encuentra hundido en algún lugar del
golfo de Cádiz, parece que a la altura de Punta Camarinal y a unas
tres millas de la costa, donde se hundió por el fuerte temporal del
24 de octubre de 1805 tras haber quedado muy maltrecho e ingobernable
tras la Batalla de Trafalgar, yéndose al fondo con muchos de sus
tripulantes.
Reproducción del Santísima Trinidad |
¿Somos
capaces de intuir el potencial turístico, económico y arqueológico
de los restos yacentes en la mayor ruta comercial de todos los
tiempos con miles de años de tránsito a sus espaldas?. Fenicios,
griegos, egipcios, romanos, cartagineses, venecianos, florentinos,
turcos, franceses, ingleses y españoles… siglos, milenios de
comercio en el Mar Mediterráneo que terminaba desembarcando en las
Columnas de Hércules, el fin del mundo hasta 1492.
Las
costas andaluzas guardan en sus fondos el inmenso tesoro almacenado
tras milenios de comercio, guerras y temporales que se ha cobrado el
más legendario de los mares en su particular impuesto aduanero. Se
calculan en más de 300 los restos arqueológicos de navíos hundidos
localizados en las inmediaciones de la ciudad de Cádiz, el número
en el resto del litoral es sencillamente incalculable. Como
incalculable es el valor de dichos yacimientos.
Si nos atenemos a lo
expuesto por el investigador de la Universidad de Cádiz José Manuel
Cano, solo en las inmediaciones de Cádiz hay más oro que en toda
la reserva del Banco de España. Por mencionar algunos de ellos, la
Nao Buen Jesús portaba cuatro millones de ducados ; la Nao San
Ignacio 7,3 millones de ducados; El Nuestra Señora del Juncal
guardaba 12.000 kilos de oro amonedado, 5000 kilos de plata en
lingotes y tres cajones de esmeraldas. El San Francisco Javier, con
100 kilos de piedras preciosas y 500 kilos de oro.
El San Francisco
El Soberbio con 7000 kg de oro o el Nuestra Señora de la Concepción
que llevaba en su carga 580.000 monedas de oro entre una larga lista
son algunos de los pecios que dan nombre a ese inmenso tesoro que se
esconde bajo nuestras aguas. Un
inmenso patrimonio de miles de años de intercambio entre culturas y
civilizaciones que no siempre ha estado todo lo protegido que
debiera.
Recientemente
el Gobierno Mexicano y el Español han llegado a un acuerdo bilateral
para proteger, mutuamente, los pecios y yacimientos que guardan sus
respectivas costas, con el objetivo de resguardarlos no solo de las
manos de los llamados “cazatesoros”, (auténticos piratas
que destrozan todo hallazgo que cae en sus garras), sino también
para que las futuras generaciones puedan disfrutar de ellos.
Porque a fin de cuentas de eso se trata, de un patrimonio de la
humanidad que nos corresponde proteger.
Una
gran noticia para los amantes de nuestros hábitats subacuáticos,
auténticos museos de una historia apasionante que tenemos la
obligación de estudiar, conservar y divulgar para que el mundo
entero pueda sorprenderse del inmenso tesoro que junto a la
biodiversidad de sus hábitats marinos oculta Andalucía en el fondo
del mar.
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