La felicidad es relativa, pero todos la buscamos. A veces la alcanzamos y en otras ocasiones tenemos que conformarnos en pensar con un futuro mejor. Lo intentamos continuamente pero…
¿Lo hacemos bien?
Un grupo de psicólogos de la Universidad de Cornell (EEUU) ha publicado recientemente un estudio en el que se revela que la búsqueda de la felicidad se alcanza en mayor medida en las experiencias vividas.
Para el estudio se entrevistó a personas de diversas edades acerca del grado de satisfacción que habían obtenido al efectuar sus últimas compras. Los resultados fueron reveladores: el 74% mostraba un mayor grado de bienestar con la compra de experiencias como viajes, comidas en restaurantes o excursiones.
La clave del estudio la apunta Ryan Howell, uno de los directores de la investigación, y se trata de la memoria. “Cuando compramos algo material, no hay motivo para aferrarse a ese recuerdo", afirma, "pero con la experiencia vital, no se puede llevar algo a casa. Lo único que se puede llevar es el recuerdo y tendemos a enfocar nuestra memoria en la emoción que sentimos durante una experiencia.
Nuestra capacidad de adaptación, provoca que rápidamente nos acostumbremos a lo nuevo. Por ello la adquisición de algo físico produce una sensación de satisfacción de mucha menor duración, y acaba siendo olvidada al poco tiempo.
Disfrutar de nuevas vivencias y en definitiva, dedicar más tiempo a “vivir” y menos a comprar, sólo tiene ventajas tal y como se apunta en el estudio:
• Las experiencias en general acercan a las personas entre sí, lo que satisface una necesidad básica de interrelacionarse con los demás.
• Las experiencias brindan recuerdos agradables para la memoria que se pueden utilizar en momentos con menor felicidad.
• Al comprar un objeto no existen razones para conservar ese recuerdo pero una experiencia de tipo vital no se la lleva a casa, sino que la llevamos en nuestra memoria. Sobretodo se recuerda lo que causa mayor emoción en la experiencia.
Los seres humanos somos seres sensoriales. Continuamente olvidamos este hecho y tratamos de colmar nuestra tristeza con algún capricho que acaba siendo olvidado en un cajón.
Los resultados de este estudio son esperanzadores. En una situación económica como la actual resulta llamativo saber que no es necesario gastar mucho para ser feliz.
Para vivir una experiencia diferente no hay por qué invertir grandes cantidades; sólo es necesario tener ganas e ilusión y recordar que la vida está en las emociones, no en lo material.
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